miércoles, 29 de febrero de 2012

Al gafapasta no le engañan en el restaurante

Leo hoy en "El País" un articulo cuanto menos curioso, no sorprendente, porque todo buen gafapasta es conocedor de las argucias de la mercadotecnia en cuanto a vender por la vista, pero si es una buena síntesis y ofrece algún consejo útil. Os pego un resumen de los diez puntos en los que se manipula la redaccion de la carta:
1. Las cartas en las que no aparecen los precios alineados en columnas. Cuando el coste del plato aparece camuflado junto a la suculenta descripción, evitan que se haga un cálculo rápido de lo que costará la cuenta.

2. Los platos que aparezcan en el lado superior derecho de la carta. La visión humana tiende a empezar por esta zona del menú y allí siempre se encuentra lo que les interesa vender, ya sea por rentabilidad o por su alto precio. Si es un menú tipo libro hay que estar atentos a aquellos platos situados en la zona media y superior de la hoja de la izquierda.

3. Los primeros y últimos platos de la columna de sugerencias. Las personas solo nos quedamos con los platos que se colocan en estas posiciones olvidándonos de todos los que aparezcan entre medias.

4. Los signos que ensalcen un plato como especial de la casa, nuevo, home made etcétera. Suelen encubrir platos con pingües ganancias para el dueño del negocio.
5. Las descripciones coloristas llenas de palabras gancho como ecológico, asado en horno de leña, de la lonja, del mercado, crujiente o marinado. Son palabras que excitan el apetito generando una imagen del guiso que nos hace salivar y pedir con la tripa. Palabras como frito, hervido o rebozado consiguen el efecto contrario. ¿Quién no se pediría unos “Salmonetes de la Lonja en sándwich con trufa, puerros ecológicos y su flan”? (leído en el menú de Can Fabes).
6. Platos sofisticados y suculentos y caros situados cerca de los mas sencillos. Al compararlos nos decantaremos impulsivamente por el que más les seduzca sin pararnos a mirar el precio.

7. Las zonas recuadradas o subrayadas
ya que es aquí donde sitúan los platos más lucrativos para el establecimiento. Y hay que desconfiar más aún de los que pongan en la parte derecha del recuadro ya que nuestra mirada automáticamente irá a por ellos.

8. De platos con precios escandalosos justo antes o después de uno con un precio inflado para lo que ofrece. Un ejemplo: Huevos de codorniz, salmón ahumado y caviar Beluga a 48,60 euros situado justo encima de otro compuesto por una yema de huevo trufado con crema de alcachofas, espinacas y foie a nada menos que 25,92. Al comparar cifras la sensación es que el huevo con foie es un chollo cuando es un precio suficiente por un entrante de huevos a pesar del foie. (leído en el menú del Restaurante Zalacaín)

9. De las recomendaciones que aparecen adheridas al menú principal
. No siempre, pero puede que el cocinero se quiera deshacer de ciertas piezas que no ha conseguido sacar en servicios anteriores.

10. La contraportada o de la ultima página, son el trastero de los platos
. Aquí se destierra a los menos solicitados o a los alimentos y bebidas más básicas como refrescos o cafés. Resulta parecido a lo que ocurre en los supermercados en los que la leche o lo huevos (bienes de primera necesidad) están colocados al fondo de la tienda con el objetivo de conseguir compras impulsivas de productos menos necesarios y más caros por el camino. 

Algunos puntos seguro que eran conocidos por todos pero otros resultan mas novedosos. Todo gafapasta que se precie gusta de conocer nuevos restaurantes y a ser posible intenta que la cuenta no engorde en demasía (las gafapastas no crecen en los arboles, ni los últimos juguetes tecnológicos ni tantas otras cosas que nos apasionan) Asi que esta bien poder conocer cuales son sus argucias para valorar luego las nuestras.

De todos modos, si me tengo que quedar con una frase de todo el articulo, me decanto por esta:
Jamás devolver un plato de malas formas. Es posible que cuando vuelva a la mesa se haya colado algún "ingrediente sorpresa".

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